Recomendada semanal: Ladrones de bicicletas (1948)
Para que el amor al séptimo arte no decaiga con la pandemia, empezamos una sección semanal de recomendadas, con una selección de lo mejor del cine internacional de todas las épocas, porque, como diría Tarkovsky, el tiempo no es algo puramente lineal y ordenado, sino un mosaico de momentos diversos en proceso de construcción constante; de instantáneas efímeras, pero eternas.
Comenzamos con un poco del estilo visceral y honesto del neorrealismo italiano, y un clásico de Vittorio de Sica, Ladrones de bicicletas (Título original: Ladri Di Biciclette), que nos deja apreciar la belleza del mundo con una historia simple y personajes entrañables, que encaran la vida y los vaivenes de la realidad con emoción espontánea, cruda y verdadera.
Como declaraba el guionista de la película, Cesare Zavattini, en su texto Algunas ideas sobre el cine, "la característica más importante, y la innovación más significativa, de lo que llaman neorrealismo, es el hecho de haber comprendido que la necesidad de una 'historia' solo era una forma inconsciente de disfrazar una derrota humana. Hoy en día, lo que más necesitamos es una 'consciencia social'. La realidad tiene siempre todo lo necesario, y poder mirarla directo a los ojos ya es un gran logro. La tarea del artista no es conmover o indignar a la gente con situaciones metafóricas, sino hacerla reflexionar sobre todo lo que hacemos como seres humanos, sobre cosas reales.
Cualquier hora del día, cualquier lugar y cualquier persona pueden constituir una narrativa si el narrador es capaz de observar e iluminar todos esos elementos colectivos mediante la exploración del valor que tienen en su interior. La vida va más allá de las historias inventadas y encontrar un significado implica una búsqueda paciente, minuciosa e incesante".
Y respecto de la película en concreto, el crítico francés André Bazin nos deja un análisis maravilloso en el libro ¿Qué es el cine?: "La impresión que deja 'Ladrones de bicicletas' es la de una 'verdad' constante, una naturalidad suprema y un sentimiento de estar ante acontecimientos observados por casualidad en momentos perdidos, dueños de la ambigüedad propia de cualquier hecho de la vida real.
La película está construida con el molde de una tragedia, pero no depende para nada de las matemáticas elementales del drama. No hay una sola imagen que no esté cargada con una fuerza dramática intensa, pero tampoco ninguna que no logre despertar nuestro interés independientemente de su continuidad dramática.
El logro máximo de De Sica consiste en haber podido encontrar una dialéctica cinematográfica capaz de superar la contradicción de la acción espectacular y del suceso banal. Si el acontecimiento se basta a sí mismo sin que el director tenga necesidad de esclarecerlo gracias a los ángulos o las posturas de la cámara, quiere decir que ha alcanzado esa luminosidad perfecta que permite al arte mostrarnos una naturaleza que finalmente se le parece. Por esta razón, 'Ladrones de bicicletas' es uno de los ejemplos primordiales de cine puro. La desaparición de los actores, de la historia y de la puesta en escena desemboca finalmente en la perfecta ilusión estética de la realidad".
SINOPSIS: En la Roma de la posguerra, Antonio, un obrero en paro, consigue un sencillo trabajo pegando carteles con la condición de que disponga de una bicicleta. De ese modo, a duras penas consigue una, pero en su primer día de trabajo se la roban. Así comienza toda la aventura de Antonio junto con su hijo Bruno por recuperar su bicicleta.